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martes, 11 de septiembre de 2012

Humo.


¿Qué somos? ¿A dónde vamos? ¿De dónde venimos? Los tres grandes interrogantes de la humanidad. No pretendáis que tenga la respuesta, yo, un chico de 19 años que no sabe una quinta parte de lo que saben grandes filósofos. ¿Quién soy yo? ¿Soy simplemente Javier o soy algo más? ¿Cuál es mi finalidad en la vida, formar parte de un todo o destacar sobre la multitud? Y, si es la segunda opción, ¿en qué aspecto tengo que destacar? No sabemos nada, absolutamente nada sobre nosotros mismos. Somos humo que se va dispersando por el mundo, sin ninguna dirección, sin ningún patrón a seguir. Nos dejamos llevar por el viento que es la multitud o sociedad. Y no nos damos cuenta de una c osa: cuanto más nos dispersamos, más claro es el humo, más débil es el ser humano. Necesitamos pertenecer a un todo para ser fuertes, para ser atrevidos. Y, la gente no se da cuenta de que, si mezcla´ramos el humo de todos los cigarros, seríamos más opacos, más fuertes, seríamos más indestructibles. No pretendo decir que tengo la solución a la debilidad del ser humano, ni mucho menos, puede que me equivoque, pero de momento este es mi punto de vista. Somos frágiles, y cualquiera que lo niegue es un completo necio. ¿Acaso no acudimos a alguien cuando nos sentimos mal? O, mejor dicho. ¿Acaso no nos sentimos mal cuando no tenemos a quién acudir? Mi madre me enseñó que todas y cada una de las religiones se nutren de ese hecho. Creamos un mundo aparte y un alguien a quien acudir cuando estamos solos, un alguien a quien adjudicar los hechos inexplicables. No pretendo blasfemar ni ofender a nadie. Tal vez eso sea cierto, tal vez no. Y admiro a la gente que tiene fe ciega en algo, me parece realmente increíble. Yo, soy demasiado incrédulo para tener fe ciega, pero lo intento, intento no buscarle un significado lógico a todo. Una realidad es que, cualquier religión, nos hace la vida más fácil. Yo encontré la mía, aunque más que religión, se le puede llamar filosofía , filosofía de vida. Y los que intentan buscar la religión correcta, son realmente estúpidos. ¿Por qué tiene que haber una religión correcta y una errónea? El ser humano tiene una virtud que ningún otro animal tiene, y es el raciocinio. No permitamos que esa virtud se convierta en un castigo para nosotros, razonemos lo justo y dejémonos llevar por el viento, y, como humo que somos, acabaremos en algún otro sitio que nos enseñará muchas cosas sobre la vida. Porque los seres humanos somos las máquinas más perfectas y a la vez las que más tienen por pulir.

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