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domingo, 9 de enero de 2011

Rules.

EL DUELO

GUERRA

“Dícese del gran acontecimiento social en el que dos o más naciones debaten sus opiniones imponiéndose la fuerza a la razón. Dícese también de juego lucrativo que practican los reyes para su entretenimiento.”
           
La Reconquista de España, llevada a cabo por una nación arrastrada por su deseo de libertad, frente a las tropas francesas, continuaba su largo y tortuoso recorrido.



BATALLA

“Partes que componen una guerra. Llevada a cabo en el seno de la naturaleza, dos grandes grupos de personas aplican su capacidad para convencer a su respectivo rival, sin perder su disposición a dar la vida para que el rey gane su juego.”

En la extensa llanura de un lugar que no merece la pena mencionar, reposaban los restos carnales de numerosos entes; anteriormente soldados y anterior a esto, humanos, como resultado de haberse librado una gran batalla, que ya estaba por terminar.


DUELO

“Dícese de conversación activa de dos personas que, siendo el instrumento de juego de los reyes, ejecutan las órdenes recibidas por éstos y llevan a término su mandato, desoyendo los estatutos de su propio espíritu. Aquí es donde se pone de manifiesto la superioridad de la especie humana con respecto a los demás componentes del reino animal, siendo el único ser capaz de quitar la vida a otro sin que su existencia dependa de ello.”

Un águila real reflejaba, con su sombra, el majestuoso vuelo realizado por encima del campo de batalla.

En el lado de los españoles tan sólo había en pie un soldado, llamémosle Luis Hidalgo, despachando al penúltimo guerrero francés que conservaba la erguidez.

Y en el lado del otro ejército, una sola luchadora, llamémosla Victoire Assante, derrotaba al último español vivo.

Dos soldados cayeron, uno de cada bando, y los últimos guerreros de la batalla se miraron directamente a los ojos.

El caballero Hidalgo, que fuera espadero mayor de su majestad, hendió su espada en el suelo. Observó detenidamente a la mujer cuya vida deseaba arduamente arrebatar en esos momentos: una joven francesa con el rostro marcado por innumerables cicatrices, huellas de antiguos duelos, que transformaban su rostro en furia.
Madame Assante alzó la cabeza para examinar a su futuro oponente: un joven español que no podía ocultar su agitada respiración y que miraba a sus enemigos con ojos como el fuego, muestra de su incontrolable pulso.


ESPADA

“Instrumento utilizado en el duelo. Se usa para sustituir a la razón, consiguiendo así un mayor ahorro de tiempo.”

La mujer apoyó el filo de su espada contra su frente para más tarde describir una onda descendente. Su inexpresivo rostro, carente de cualquier indicio de terror, reflejaba su rudeza, pero al mismo tiempo, su valentía.

“OYEME ESPAÑOL,
MÁS TE VALE CORRER,
LA BATALLA ES MI PASIÓN
Y MI REY HA DE VENCER”

El hombre caminó unos pasos, sorteando la multitud de cadáveres que habían sucumbido bajo su espada. Mostraba en sus andares los pasos firmes y rectos, fruto de una vida dedicada a la milicia, y hacíanse ver en él, un sujeto, algo zafio, pero igualmente valiente.

“NO ME ASUSTAS, COMO VES,
PUES MI ESPÍRITU ES UFANO,
MAS NO PODRÁ TU ACERO FRANCÉS
DERROTAR AL TOLEDANO”

Frente a frente se encontraron y entrecruzaron las espadas desenvainadas. Y una vez hecho esto, comenzó el duelo, éste arbitrado bajo una sola mirada: la mirada del águila.

Chisporroteó el acero de las espadas. Media vuelta. Una completa. Un ataque. Dos retrocesos. Ambos eran maestros. Furia. Odio. Valor. En verdad, cuando dos personas poseen fogosos deseos de acabar el uno con el otro, es difícil frenarles.

En un determinado momento, ocurrió que la saeta de Luis Hidalgo se enganchó con el colgante que descansaba en el cuello de Victoire, y terminó rompiendo el cordón que lo sujetaba. Cayó a los pies del español. El sol brillaba con tal intensidad que iluminaba con sus rayos todas las tierras delimitadas por el horizonte. El destello del colgante le cegó, así que cubriéndose con la mano que tenía libre, se agachó y lo recogió.

Esto sorprendió al águila, la cual se negaba a perder sus esperanzas de amnistiar a la humanidad por los crímenes que cometía contra sí misma y contra las demás especies, así que descendió para posarse en un árbol, y presenciar así el duelo.

Victoire también se sorprendió, y miró al español, descansando la punta de su espada en el suelo.

Luis Hidalgo contempló el colgante un rato. Consistía en la réplica de algún navío militar y tenía una inscripción con el nombre de Gerald Assante.

Él también bajó su espada.

Los dos se miraron fijamente a los ojos y, esbozando una sonrisa, el soldado depositó la joya en las manos de Victoire.

“TE DOY LAS GRACIAS, CABALLERO,
AUNQUE ERES MI ENEMIGO
Y TE ODIO CON AMARGURA,
PUES NO SABES CON CUANTA LOCURA
LO LLEVÓ MI PADRE CONSIGO
HASTA QUE CAYÓ MUERTO... PRISIONERO”

El español, por un instante, se adentró en el espíritu de ella y comprendió el odio que debía tener hacia los de su raza, que mataron a su padre. Y comprendió también el deseo de la joven francesa, que le era imposible de ocultar, de venganza.

El águila observó.

El guerrero dejó de pensar. Sí, dejó de pensar. Y haciendo el saludo militar con la espada, cargó de nuevo. Los dos aceros volvieron a echar chispas.

Esto enfureció tanto al águila que, en un vuelo raudo, pasó entre los dos, como una ráfaga de viento, y les hizo retroceder.

Entonces ocurrió que Victoire tropezó con uno de los españoles yacientes y cayó. Pero no estaba muerto. Amarrándola por el cuello hizo ademán de clavarle su daga.

Oh, si. El águila realizó un buen trabajo. Luis Hidalgo, impulsado por su corazón, lanzó sin reflexionar su espada, para que pudiera la francesa acabar con su enemigo.

Después de hacerlo, el español se acercó al soldado muerto y le arrebató el odre.

Y echó un buen trago de vino para ofrecérselo después a ella.
           
“APÚRALO BIEN, MUJER,
Y TEN BUENA CATA,
QUE QUIEN ESCRIBIÓ QUE EL VINO MATA
HIZO NACER EN MÍ
UN GRAN FRENESÍ
Y DEJE... DE LEER”

Lo bebió de un trago tras agradecer... el vino, y sólo el vino. Al ponerse en pie, los dos se miraron, sin apartar la mirada, durante unos minutos. Era como si ahondaran cada uno en el alma del otro. El odio desapareció, y nació su reverso, el amor. Y el águila lo sintió, pues, en verdad, son muy perceptivas para este tipo de cosas.

Los dos hicieron ademán de levantar las espadas, y también de envainarlas, y esto ocurrió varias veces.

No pudiendo soportarlo más, fue él quien habló.
           
“MI ESPADA NO PUEDO GUARDAR,
ES MI DEBER DE SOLDADO
Y ÓRDENES DEBO ACATAR,
PERO MÁTAME, PUES TE AMO”

Victoire se acercó a él, y con la mano acarició la mejilla del español.
           
“CON MUCHO GUSTO LO HARIA, LO JURO,
YO TAMBIÉN SOY SOLDADO.
PERO EL ÁGUILA ME LANZO UN CONJURO,
E IGUALMENTE TE AMO”

Se besaron apasionadamente. Pero no guardaron las espadas...


ORDEN

“Dícese de mandato que, por absurdo u obstinado, jamás debe ser cuestionado, ni siquiera a través del corazón. Muy practicado en la guerra y puesto de moda por los reyes, para ganar su juego.”

Cuando llegó el momento, Luis Hidalgo alzó el arma diciendo:
           
“TE AMO”
           
En el mismo instante y a la misma vez, lo hizo Victoire, diciendo:
           
“TE AMO”


Y se insertaron las espadas, acertándose en el corazón.

El águila se marcho. Y aparecieron los buitres.
           

                                   

4 comentarios:

  1. ¿Qué pasa, que es demasiado largo para que lo leáis? U_U

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  2. Iba a comentar ahora mismo diciendo: Pff que afaná, es demasiado laaaaargo, y he leído tu comentario xDDDD
    Como contestación te diré que sí, lo es ^^

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  3. ERES UNA PERRA.
    ¿A que has sido tú la que ha puesto en la encuesta que no le gusta mi blog por mi foto?

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